El grupo CAP será el único controlador de la acuífera Aguas CAP en la Región de Atacama, tras comprarle su participación a Mitsubishi.
Mitsubishi, gigante industrial de Japón, vendió su 49% de las acciones de Aguas CAP al conglomerado. Con esto, ahora el grupo CAP controla el 100% de su empresa de aguas, que opera una planta de tratamiento y desalinización en Caldera, región de Atacama, que abastece operaciones de la Compañía Minera del Pacífico (CMP) y a las comunidades.
El precio de la transacción, según el documento de la Comisión para el Mercado Financiero, es de 79,5 millones de dólares. El vuelto del pan para algunos. Nicolás Burr, gerente general del Grupo CAP, agradeció la colaboración de Mitsubishi y valoró que la planta ayuda a “promover el desarrollo sostenible del país”.
La planta no es cualquier cosa; ese 49% habla por sí solo. Funciona desde 2014, cuando se elevó este consorcio chileno-nipón, con el objetivo de producir y transportar agua desalinizada en la zona, a cerca de 900 kilómetros al norte de Santiago. Las faenas del valle de Copiapó de la CMP reciben los recursos hídricos, como también las comunidades y agricultores de Caldera, Chañaral y Tierra Amarilla, mediante más de 220 kilómetros de acueductos.
A futuro, esta compra desde el Grupo CAP busca posicionarse. El consumo de agua dulce y tratada, sin duda, aumentará su demanda en Atacama, por lo que ya se planifican expansiones en producir más agua, uso de energías renovables y el uso de la inteligencia artificial.
Pero, ¿Cómo? Si Huachipato cerró tristemente, entre salvaguardas fallidas, marchas y lamentos transversales. En verdad, las decisiones empresariales sobrepasan dichos criterios muchas veces.